No es una mala metáfora… el faro, el aviso a los navegantes, empieza a ser innecesario. En este artículo de Der Spiegel, al que llego vía Slashdot, se cuenta como después de siglos y siglos con las costas del mundo civilizado erizadas de faros como auténticos bastiones de la seguridad, los faros empiezan a ser simplemente innecesarios. La disponibilidad de otra tecnología, el GPS, hace que el coste de mantener un faro con su luz operando toda la noche empiece a no tener sentido, y que muchas de esas edificaciones sean ya utilizadas para funciones diferentes a las que tuvieron cuando fueron concebidos: románticos hoteles, restaurantes, capillas para bodas…
Por supuesto, el tema no es sencillo. Cualquiera que haya utilizado un GPS – yo tengo el mío desde estas Navidades… mi mujer vio aquel post sobre el taxista y, consciente de las limitaciones de mi nulo sentido de la orientación, me lo regaló – sabe que la tecnología dista bastante de la perfección. No lo he probado en el mar, pero en tierra tiene los problemas de la actualización, los túneles o, simplemente, la interpretación de los comandos. Por otro lado, está el pequeño detalle de dejar la guía de la navegación mundial a quien opera el sistema, nada menos que el Pentágono, que, además, se reserva el derecho de «apagarlo» en determinados momentos (la última vez fue durante la crisis de Kosovo) si supone una amenaza para la seguridad. Galileo, el desarrollo europeo alternativo que se espera entre en funcionamiento hcia el final de la década, también tiene previstas este tipo de cláusulas. Además, el sistema es eléctrico… ¿qué ocurre si se agotan o fallan las baterías del barco? Sin embargo, mantener un sistema caro como la red de faros, cuyo coste es, además, en muchos países, financiado parcialmente por las compañías navieras, resulta dificil de sostener si se pretende utilizarlo sólo como alternativa a crisis o problemas puntuales.
Los procesos de sustitución tecnológica me resultan fascinantes. La tecnología consistente en encender una luz al borde de una costa lleva siglos existiendo. Para superarla, hemos puesto nada menos que veinticuatro satélites a dar vueltas por el cielo, y hemos desarrollado receptores capaces de situarse con respecto a varios de ellos. Me parece un sistema impresionante. Soy un tecnólogo. Pero cada vez que me subo al coche y veo que «eso» se conecta de repente con seis o siete cosas que pululan por el cielo, y que un programa sabe interpretar sus señales, trasladarlo al mapa de Madrid y darme instrucciones que hasta yo soy capaz de entender, me sigue pareciendo , como dirían en mi tierra, «cousa de meigas«…
Anécdota sobre el GPS
En mi empresa (sector telecomunicaciones) utilizamos un servidor de tiempo GPS para sincronizar la hora de todos nuestros equipos, routers, y switches de fibra.
El problema de estos servidores de tiempo es que, de vez en cuando, tienen algún problemilla de sincronización horaria – a veces por un BUG del código que está corriendo en el servidor (y que el fabricante parchea y actualiza sin cargo alguno), y otras veces «casualmente» coincide con acciones de guerra del ejército de EEUU o la OTAN.
Por ejemplo, el día que empezaron a bombardear Afganistán nuestro servidor de tiempo se quedó colgado (creo que coincidió con la reactivación de la «disponibilidad selectiva» del GPS).
Cada vez que el time-server GPS falla, miramos las noticias antes de llamar al soporte del proveedor.
Saludos,
— Iñigo
Te recomiendo una lectura, el Mecanoscrito del segundo origen, de Pedrolo (je, hasta el título suena antiguo). Y ahora imagina que llegan los marcianos y nos fríen todos los satélites, y toda la esperanza de la humanidad -que también ha sido achicharrada en tierra- reside en cuatro sonaos que estaban navegando a vela. Reconozco que también va a ser crudo que en esas circunstancias funcione un solo faro, pero… si non e vero, e ben trovato ;-)
Bueno para esto falta muuuuuucho, los faros seguirán siendo necesarios principalmente para la pesca de bajura y aficionados. Sólo hay que ir algún puerto (no de lo importantes, a cualquier puerto de la costa Gallega) y fijarse quienes salen a pescar y te daras cuentas que aún falta mucho para que esas barcas lleven su GPS y por supuesto que lo utilicen. Primero haber si conseguimos que los fiscales empleen el correo electrónico.
Paso a paso.
Estoy de acuerdo con blc.glz: la tecnología es un mundo fascinante para quienes estamos más o menos «on»… pero esa fascinación es ajena para una gran mayoría que todavía está off…
A mi, por ejemplo, me parece fascinante que alguien asista a una conferencia, tome notas en un tablet PC, las transmita sin cables e inmediatamente esté puesta en internet…
De todas formas, me plantea una reflexión: ¿hasta qué punto nos estamos dejando dominar por la tecnología? ¿esta tecnología humaniza o por el contrario nos deshumaniza?
¿Hasta q punto nos dejamos dominar por la tecnología? Creo q no nos dejamos dominar por ella en realidad; más bien nos fiamos de ella. Todos confiamos en q cuando operemos el interruptos se encienda la luz, sabemos q la nevera funciona detrás de la puerta, q al dar contacto el coche se encenderá, etc.. Y es cierto q cuando alguna de estas cosas falla nos sentimos ofuscados, desorientados, un tanto perdidos…
Pero la tecnología es parte del ser humano: el ser humano es tecnólogo, usa herramientas desde siempre. Y cuanto más complejas mejor. Por tanto no creo q existan tecnologías deshumanizadoras. Como creaciones nuestras, son en parte «humanas». Muchos pensaron en los comienzos de la aviación q volar no le había sido dado al hombre, y por tanto, hacerlo era contrario a su naturaleza. Seguro q las personas q montaban por primera vez en un coche a motor se sintieran extraños (cuando menos) por no tener un animal q tirara de aquello. Pero nos adaptamos rápido y ahora todo estonosp arece natural, parte de nuestras vidas.
Bien coincido contigo, Consultor Anónimo, q cuando la tecnología falla nos preguntemos si no dependemos demasiado de ella, pero la hemos desarrollado precisamente para fiarnos de ella, y no tener q depender de nosotros mismos.
Ya nos aseguramos de q no falle! No montaríamos en un vuelo transatlántico si no estuviesemos razonablemente seguros de q nada va a fallar!