Me ha parecido sumamente llamativo que Microsoft lance un programa antipiratería, con restricción de determinadas actualizaciones a todos aquellos que no registren su copia de Windows XP ó 2000, precisamente en Brasil. Recientemente, Gates buscó la oportunidad para entervistarse con Lula en su visita a Davos, pero la entrevista no se produjo por problemas de agenda del Presidente de Brasil. Específicamente, Lula dijo que «Brasil no ganaría nada con la entevista, y Microsoft sí». La tasa de piratería de programas informáticos en Brasil ha venido creciendo de forma imparable en los últimos tiempos, y se evalúa en torno al 60% sobre el parque instalado.
En Brasil, por lo que se ve, parecen de natural «poco proclive» a la compra de programas originales, y además, las señales que reciben de su gobierno apuntan a que éste parece inclinarse por opciones diferentes a Microsoft. En estas condiciones, si te dedicas a ponerles dificultades, impedirles la actualización, etc… ¿no será lógico que se produzca un trasvase de usuarios de Microsoft a otras plataformas? ¿Qué busca Microsoft con una medida como esa precisamente en Brasil? Puestos a escoger un país en el que pegarte con los piratas, no sé yo si la decisión más nteligente es escoger precisamente la mayor economía de la zona, y la que precisamente está encabezando un movimiento de apoyo al software libre. No tengo claro, en el caso de Brasil, si el compromiso de apoyo al free software se refiere, como dice Stallman, a free as in freedom o a free as in beer, pero a efectos prácticos me da lo mismo: el efecto neto de imponer una restricción a un bien no escaso, de acceso no exclusivo y con productos sustitutivos, si la lógica económica no engaña, debería ser una pérdida de participación de mercado del producto al que imponemos la restricción. Francamente, no le acabo de ver la lógica, ni a la medida, ni al momento, ni al lugar.
UPDATE: Peter Jennings, de ABCNews, ha entrevistado a Bill Gates largo y tendido, y la transcripción está disponible aquí. No he tenido tiempo de verla todavía.
Me da la sensación de que Microsoft peca con esto en lo mismo que suele pecar la industria discográfica cuando evalúa las pérdidas debidas a la piratería: sobrevalorar el atractivo de su producto para el mercado y suponer que la demanda se mantiene constante variando el precio.
Me explico, la única lógica posible que le veo es poder dar un beneficio a los usuarios «legales» y enseñar a los ilegales que tienen cosas que perder. Así, supongo que razonan, habrá mucha gente con versiones piratas que, para poder seguir usando office y demás, pasarán por el aro. ¿Qué pasa? Pues que lo más probable, como bien indicas, es que consigan el efecto contrario. Y más en Brasil.
Desde luego, creo que lo menos importante del �«free software�» es que sea grautito.
Si Brasil tira más a la barra libre que a la libertad de expresión se verá en la medida en que es capaz de cooperar y contribuir a los programas que usa y a otros nuevos.