Antes, robar en las tiendas era algo decididamente low-tech: esconder cosas en bolsos, debajo de abrigos, en los pantalones, ponerse una prenda encima de otra y argucias de ese tipo. Ahora, la tecnología llega ya a todas partes… y cuando digo «a todas partes», quiero decir «a todas partes»: en esta noticia en The Register se ve como los chorizos han decidido seguir la vía de la tecnología, y se han fabricado un dispositivo que esconden en un cinturón, y que permite desactivar las etiquetas electrónicas de los artículos en las tiendas. La respuesta, sofisticar aún más los dispositivos antirrobo, y conectarlos a Internet, de manera que suena una alarma si son desactivados. Lo siguiente me imagino que será que los ladrones aprendan a samplear esas señales y a sustituirlas con otras para no alertar al vigilante…
Impresionante. Ya no sabe uno si habla de robos en las tiendas o de la guerra de las galaxias…
ninguna tecnología es 100% segura. Debe proteger en un % suficiente.
los antirrobos no impiden los robos. Los dificultan, los complican… los reducen.
Más sencillo que esa tontería del cinturón es envolver el antirobo en papel albal, el de aluminio de toda la vida.
Algo que saben en muchos suburbios que nunca han leído The Register y que nunca han tenido un email de nadie.