También a través de Boing Boing llego a este blog de Susannah Breslin (The Invisible Cowgirl), una autora que ha decidido pedir dinero a través de su blog para financiar su próximo libro, «Porn Happy». Lo pide en fracciones de $25, y regala a los treinta primeros un ejemplar de su libro anterior. Según las palabras de la autora,
«Today, Porn Happy is still being written. ‘Project Porn Happy’ is a solicitation for the democratization of funding for the arts. Through funds generated by this blog, Porn Happy will be written. This is where you will be able to read excerpts from Porn Happy, track the porn happy research for the book, and watch while it all happens.»
Es decir, que el blog se convierte en un sitio donde ofrecer fragmentos del libro según se va produciendo, información sobre el progreso del mismo, etc. Algo que, a otra escala, podría ser homologable a una solución para, por ejemplo, la industria del cine: ¿no pagaríais una cantidad pequeña para contribuir a la filmacion de una película en la que trabajan algunos de vuestros actores favoritos, o para llevar al cine un guión que os gusta, o para financiar el proyecto de un director determinado? A cambio, podríais, por ejemplo, tener acceso a un sitio en el que ver cosas mientras ocurren, o a camisetas y material promocional «exclusivo para quienes han ayudado a la financiación de la película», o a pases exclusivos la semana antes del estreno…
O incluso, más «democrático» todavía: ¿quieres financiar la película? ¿Quieres que la película pueda llevarse a cabo? Pues compra acciones de la misma. No sólo tendrás los beneficios anteriores, sino que podrás tener una participación sobre las ganancias posteriores en caso de haberlas. Imaginaros el marketing de una película, hecho previamente a su realización, para «convencer» a la audiencia de que la película debe hacerse…
Esto ya lo hizo Stephen King en su web y la cosa no cristalizó.
¿Financiar la película a través del blog, haciéndo accionistas a los lectores, y darles participación en las futuras ganacias?
Sería gracioso ver como, lo que nace con un espíritu alternativo a los modelos de negocio tradicionales de las productoras de cine, sirve para que personas inicialmente contrarias a la forma como entienden estas los derechos de autor y su gestión, se conviertan de la noche a la mañana en «propietarios» de derechos, y empiecen a denostar a los que se bajan sus peliculas por internet…
Sería graciosos… aunque ya se ha visto antes. Ya se sabe, Okupa a los 20 y propietario a los 40.