Primera parada. Observo que la red inalámbrica gratuita de las salas VIP de Iberia ha cambiado, y ahora es de Telefónica. Al entrar, dice algo así como «Red inalámbrica gratuíta por cortesía de Telefónica e Iberia para los usuarios de la sala VIP», pero ya no es lo que era, hemos pasado de esa época en la que una WiFi era algo que se daba a los clientes sin más, sin decir nada y, además, con suma generosidad – se podía acceder desde muchos puntos fuera de la sala -, a ya «recordarnos» lo majos que son y el favor que nos hacen. Ojo, no lo veo mal, es un servicio para mí valioso y que valoro mucho que me den gratuítamente. Más cuando en Spanair entras y te encuentras una Kubi que pretende extirparte algún órgano seguramente indispensable para la vida a cambio de media horita de conexión. La cuestión no es el hecho, sino la tendencia. Por lo que veo, parece que vayamos cada vez más hacia un modelo en el que las operadoras toman el control, y en el que para moverse con ciertas garantías es necesario pagar una cantidad mensual que dé derecho a utilizar las redes WiFi que, en virtud de acuerdos de tipo roaming que las operadoras tengan establecidos. Ir por el mundo esperando encontrar redes abiertas por todas partes parece que empieza a ponerse cada vez más complicado, lu cual es una pena considerando las características de una tecnología que no supone un coste variable y que puede ser sumamente apreciada por quienes la utilizan. El hecho de que una compañía de telecomunicaciones me ofreciese un pack a un precio testimonial para poder conectarme en una buena red de hotspots seguramente haría que le prometiese amor eterno. Pero no, ya se sabe, por qué utilizarlo para fidelizar… aquí hay que poner precio hasta al aire..
Desde hace unos años a Iberia la llamo Robeira, no te fies de esa gente Enrique, te lo dice un amigo.
Un saludo