Efectivamente, IBM vende, Lenovo compra. Unos 1,750 millones de dólares cambian de manos. El trato no es tan dramático como parecía: IBM, como hizo antes en otros negocios parecidos, mantendrá una participación del 18.5%, lo que le permitirá seguir interviniendo en la gestión.
A mí, en primera instancia, me recuerda poderosamente unas palabras que hace muy poquito escuché de Guillermo de la Dehesa, con quien compartía tarima en el Guggenheim: las superpotencias del futuro son tres; China, La India y Brasil. Quien quiera ser alguien en el panorama de los negocios de mañana, más le vale visitar esos países hoy, aprender su idioma, manejarse en su cultura. Conozco Brasil, y con todas sus limitaciones actuales, estoy convencido de que Guillermo tiene razón y que será un actor fundamental en el futuro. No conozco China ni La India, pero no me importaría pasarme por allí a echar un vistazo, a ver si me llevo la misma impresión que me llevé con Brasil. Limitaciones, muchas. Pero futuro, todo el del mundo. El trato con IBM nos muestra como Lenovo, una de esas empresas chinas hasta ahora sólo conocidas por fabricar más barato que nadie, toma el mando de una división de ordenadores personales como la de IBM. A partir de ahora, o bien ordenadores simplemente más baratos, o tal vez, y espero que así sea, estrategias más innovadoras de la mano de ese «centro de cooperación del pensamiento chino-occidental» que se han montado a medias con IBM. Veremos lo que viene.