Interesante artículo en WSJ (requiere suscripción) sobre WiMax y su evolución como tecnología. Para los que no tengáis acceso, una síntesis mezclada con mis propios comentarios:
El artículo vincula el interés del mercado por WiMax al anuncio de apuesta fuerte por esa tecnología que Intel hizo en Enero de 2004. Según comentan, Intel, después de haber conseguido situar receptores WiFi en millones de dispositivos móviles en manos de usuarios de todo el mundo, vio que podía fácilmente crear una red de microcélulas WiFi que cubriesen una ciudad, pero que ese sistema tenía importantes limitaciones: por un lado, sería muy complicado de administrar. Por otro, el ancho de banda que podría poner en manos de los usuarios sería escaso, en un momento, además, en el que las necesidades de los usuarios evolucionaban a gran velocidad hacia mayores consumos de datos. Dadas estas limitaciones, se vio la necesidad de evolucionar WiFi hacia tecnologías más de tipo «carrier«, operadas por un proveedor de servicio, y con un rango de frecuencias disponibles más amplio. Para conseguir esto, la compañía comenzó, por un lado, a diseñar y fabricar chips receptores, que han empezado a ser enviados a fabricantes en Septiembre y que pronto veréis en muchos dispositivos – se espera que su precio, con las economías de escala correspondientes, llegue a bajar hasta los $50 ó $100-. Por otro lado, promovió la creación del WiMaxForum (en su página hay varios artículos interesantes), un consorcio privado para promover y certificar la compatibilidad e interoperabilidad de los estándares. Y, finalmente, a través del brazo inversor de la compañía, Intel Capital, inició una serie de inversiones estratégicas en algunas compañías que podrían demostrar como desarrollar y hacer rentables despliegues de tecnología WiMax. Algunas de esas empresas ya tienen desarrollos de prueba finalizados y operativos, como el que el otro día comentábamos con Iberbanda en Cádiz, y otros que se están desarrollando en otros lugares del mundo.
Por supuesto, no todo es tan bonito como parece. No se trata de poner una antena en lo alto de un monte e iluminar cincuenta kilómetros a la redonda de toda una ciudad, porque la capacidad de las células se llena y será preciso un despliegue sucesivo, como ocurre en otras infraestructuras de movilidad, o combinado con redes WiFi «iluminadas» a través de infraestructuras WiMax. En cualquier caso, lo que sí es evidente es que si este tipo de tecnologías están ahí, y suponen alternativas a otras disponibles como UMTS. Tal y como se presenta el tema ahora, lo comentaba ayer con un amigo, parece más que UMTS podría quedarse, como le ocurrió a GPRS, en esa tecnología que sólo unos pocos usuarios corporativos acepta pagar cuando realmente están en una situación en la que necesitan conectividad y ninguna otra tecnología puede dársela. Momento en el cual se tapan los ojos, dicen a la operadora aquello de «clávamela en un sitio donde no interese ningún órgano vital», se conectan, y pasan después a su compañía una abultada factura por tráfico de datos.
Si alguna vez alguna operadora pensó que el tráfico de datos en itinerancia se daría exclusivamente a través de sus tarjetas y al precio que ellos tuviesen a bien marcar, se equivocaron gravemente.
Muy interesante esto de WiMax. En el Wired de octubre también viene una página explicando porqué es una tecnología que no hay que perder de vista.
Por cierto Enrique, muy bueno (y acertado) el artículo en El País de los negocios de hoy domingo.
Muy interesante esa primera voluntad de Intel (vía hardware). ¿Y porqué no eso mismo con Skype? Podría este software llevar un pequeño servidor de forma que aunque no demos acceso a nuestra red wireless sí se permita enrutar voz de usuarios wifi cercanos.
Estuve pensando en algo parecido a lo que comenta Roberto. Y entonces me acordé de Atarfe, Barcelona… algo así no sentaría nada bien a UMTS y a las operadoras. Desgraciadamente, imagino que el organismo correspondiente se encargaría de impedir algo así.
¿La CMT? :)