Enrique Dans

¿Como os enfrentaríais a un competidor que, cuando necesita dinero para algo, lo pide al mercado y el mercado se lo da? Con el más absoluto de los estupores observa el mercado de la informática como la comunidad de desarrolladores que ha dado lugar a Firefox, la amenaza más palpable en el dominio de Microsoft en los últimos tiempo, solicita donaciones de sus usuarios para poner un anuncio en color y a toda página en el New York Times, para así poder hacer llegar su mensaje a los usuarios menos tecnológicos. Pero lo que realmente escandaliza no es que lo pidan… ¡¡¡es que además lo consiguen!!! Lo consiguen en un par de días, y al hacerlo, además, refuerzan el propio componente de notoriedad y noticia que tiene el anuncio en sí… ¿Qué hace que miles de usuarios se dirijan a esta página para hacer una donación de treinta dólares y contribuir a poner un anuncio de Firefox en el NYT? ¿Es que todos odian africanamente a Microsoft? ¿Qué pensará Microsoft cuando ve una demostración de soporte semejante?

Algunos donantes, en efecto, puede ser que odien a Microsoft. Pero otros muchos no. Otros reconocen (reconocemos, debo decir) a una compañía que sacó la informática de la época de las tinieblas y nos la puso delante de las narices a precios razonables. Creo sinceramente que debemos mucho a Bill Gates, y no tengo miedo a decirlo. Sin embargo, el esquema que Microsoft utilizó para hacernos progresar entonces, hoy en día ya no funciona. No podemos seguir evolucionando al ritmo de una compañía que saca un producto cerrado, y espera a amortizarlo para sacar la siguiente versión. El ritmo del progreso le ha pasado a Microsoft por encima. La sociedad exige hoy programas abiertos, que nada más salir puedan ser destripados y utilizados como escalones para la siguiente generación tecnológica. Firefox es sólo una prueba de cómo una comunidad de usuarios quiere formar parte de un cambio, quiere apostar por un progreso diferente, opuesto al modelo que Microsoft representa. No se trata de odiar a Microsoft, sino de querer que haya alternativas, querer mejores programas, apostar por esquemas mejores de desarrollo. Regalar treinta dólares a la Mozilla Foundation para que se anuncie en el NYT no es una bofetada en la cara de Microsoft. Es una demostración palpable de que el mundo quiere otro tipo de esquemas de desarrollo, no basados en el copyright. Queremos pasar la página que los modelos basados en la propiedad intelectual y su protección representan en la historia. Otra forma de hacer las cosas. Nuestra parte de responsabilidad en el progreso tecnológico del futuro.

No soy un fanático de Firefox, y los que me leéis habitualmente lo sabéis. Pero sí soy un fanático de la innovación, del progreso. Para muchos, Microsoft tiene una deuda con la sociedad y la industria, porque los recursos que invirtió en desarrollo podían haberse invertido de maneras mucho más productivas, y ahora estaríamos varias generaciones tecnológicas por delante. No compro completamente ese argumento, pero sí creo que el esquema del copyright, que Microsoft apoya con todas sus fuerzas, está muerto. Que en el futuro, nadie osará oponerse al progreso con el pretexto de amortizar sus costes de desarrollo. Habrá otros modelos, más imaginativos, habrá otro futuro. Y formar parte de ese futuro, hoy, tiene precio: treinta dólares. Aquí están los míos.