Me llama la atención este post en Terremoto (pon comentarios, Javier :-) que se pregunta porqué no se hace más uso del sonido en las interfaces Web: desde mi punto de vista de no experto en usabilidad, el sonido es un elemento inesperado, incómodo en función de donde estés, y, lo peor de todo, repetitivo. Resulta complicado e incómodo preparar la página para que responda, por ejemplo, con sonidos diferentes en función del usuario, del momento o del número de veces que ha entrado, de manera que si esperamos tener un flujo de usuarios repetitivos, éstos se verán invariablemente «castigados» con una música que, en el mejor de los casos, la primera vez pudieron encontrar atractiva, pero que a partir de la enésima vez que entras en la página, suele resultar pesadísimo. La idea de una página que impacta en aspectos tridimensionales del usuario, que crea ambiente y lo rodea puede resultar atractiva en un primer análisis, pero no me doy cuenta de ningún sitio que no tenga como temática el sonido que haga una utilización interesante del mismo, algo que me haya hecho recordarlo como una buena experiencia.
Espero que el tema no se ponga de moda. A lo mejor cambio de opinión, pero así pensado, la idea de un montón de páginas que se ponen a entonar variadas melodías cada vez que entro en ellas me resulta bastante parecida a un mal sueño…
La viñeta con la que ilustras el post es buenisssima.
Respecto a tus comentarios, creo que exageras. Yo no me refiero a webs con música ni a bucles de sonido interminables ni a midis que suenan a Casiotone. Me refiero a determinados sonidos, breves, cortos y poco intrusivos (ni siquiera digo melodías) que adviertan de determiandas cosas en determinados momentos.
He dado por supuesto que debe ser un especialista en interacción quien decida qué sonidos, cómo y cuándo deben aparecer.
Cuando diseñamos una aplicación interactiva compleja, tenemos muy en cuenta el contexto de uso: dónde se va a usar y en qué circunstancias (tecnológicas, geográficas, sociales…). Eso lleva a tomar decisiones acerca de qué tecnologías, qué tipo de mensajes, qué resoluciones, y… qué sonidos usar (si es que se opta por usar alguno). En un entorno de trabajo donde deba primar el silencio, el uso de sonidos debería evitarse, igual que debería evitarse el uso de teclados mecánicos o de altavoces siquiera.
También podrás observar que en mi post hablo de complementariedad del sonido respecto al resto de elementos de la interfaz. No hablo ni de exclusividad ni de obligatoriedad. Símplemente digo que el feedback que generan ciertos eventos se puede reforzar muy bien con el uso de ciertos sonidos (no cualquier cosa ni de cualquier manera).
Lo que planteo no es algo nuevo: tu ipaq suena, tu móvil suena, tu cliente de correo sonará cuando recibas notificación de este comentario, tu messenger suena (excesivamente, por cierto), tu windows suena… Aún a a pesar de que haya muchos sonidos impertinentes, la mayoría cumplen una función útil.
Respecto a la molestia de tener que escuchar el mismo sonido repetidas veces… Quién ha dicho que eso tenga que ser así? Cualquier especialista decente puede definirte un comportamiento adaptativo que refuerce mensajes mientras un usuario es novato y el refuerzo decrezca a medida que el usuario se familiariza con el sistema. Tampoco debemos olvidar que los sistemas admiten cierto grado de configuración por parte del usuario. También existe la posibilidad de permitir al usuario que desactive el uso de sonido.
Las mejores decisiones en diseño centrado en el usuario se toman después de testear, observar y medir la eficiencia con usuarios reales. La decisión de usar sonido en una aplicación no es menos. SAP, por poner un ejemplo, gasta un montón de dinero al año en testear con usuarios reales. Cuando decidieron asignar sonido a sus interfaces web lo hicieron después de haber testeado.
En mi post sólo pretendía hacer una defensa de una idea. Eso no significa que abogue por ella incondicionalmente. Ni siempre hay que usar sonido, ni hay que hacerlo de cualquier manera. Siento que mi post se haya podido interpretar así.
Enrique, me encanta tu blog. Si no, no escribiría esta parrafada. Por último, para qué tener comentarios en mi blog si pueden hacerse en este y llegan a más gente ;-)
un abrazo.
javier.
Comprendo totalmente a Enrique, creo que todos hemos sufrido el mal uso que se ha hecho de la inclusión de sonido en las páginas web: la típica musiquilla de fondo mientras ves una página (por cierto en muchos casos nada tenía que ver la música con el contenido de la página). Pero si es cierto que el sonido logra copletar una buena experiencia de uso en cuanto a la sensorialidad se refiere. Negroponte en su libro «El mundo digital» cita un estudio de un sociólogo Russ Neuman en el cual pasa un video con igual calidad de imagen a dos grupos de personas, pero con diferente calidad de audio. El resultado es que el grupo que lo vio con mayor calidad de sonido hizo una mayor calidad de imagen del vídeo. La conclusión es que la experiencia visual es mejor cuanto mejor es el sonido.
Aún siendo esto del todo cierto nos encontramos con limitaciones tecnológicas en la Web, sobre todo de ancho de banda. Pero si es verdad que incluyendo sonido (que no tiene por que ser canciones) en la interacción con las páginas web, en determinados contextos, la experiencia total de uso queda más completa. Imagina que no hay problemas tecnológicos al respecto, entras en la página web de tu banco y hay sonidos contextualizados en la interfaz cuando realizas acciones. Será cuestión de gustos pero creo que mejoraría la experiencia.
Un saludo
Lo mejor que tiene esto de «liar» a algunos para que contesten es el cómo suben el nivel de la página :-)
Ya lo he dicho en otras ocasiones, citando a Joi Ito, y para muestra, un botón: lo mejor de esta página está en los comentarios…
Enrique creo que deberías dar ya ese pasito que haría de tu página una web completa, seria y profesional, ¿qué te parece esta música de fondo? ;)
¿Con esa alegre tonadilla quién no se anima a comentar algo?
The future is already here and it comes to improve the customer experience!
Bueno, vale, perdonad, hoy estoy graciosillo…