Retomo el post anterior a partir del comentario de Xele, que me lleva al ensayo «La Catedral y el Bazar», de Eric S. Raymond. En esta página aparece una versión traducida muy interesante, que vale la pena leer. Para los menos técnicos, tened fé: aunque a veces resulte farragoso seguir el relato por sus referencias a lenguajes, módulos, etc., la forma que el autor tiene de ir derivando «leyes» o conocimientos del desarrollo del relato es muy clara, y permite acercarse de una manera muy eficiente a la comprensión del funcionamiento de una comunidad de desarrollo. Me ha parecido de verdad muy interesante. En el medio, aparece alguna cita a un libro muy recomendable, un verdadero clásico que es bueno conocer: The Mythical Man Month, de Frederick P. Brooks, en el que se detallan los problemas de la filosofía clásica de desarrollo de software utilizadas por, siguiendo la analogía, los «constructores de catedrales»: añadir más personas al equipo de desarrollo no suele suponer una mejora de la productividad, sino una disminución de la misma. Frente a la aproximación al desarrollo de software de las empresas clásicas, la filosofía open-source o «del bazar» supone algo muy dificil de batir, como la experiencia empieza a demostrar más de veinte años después de la publicación del libro. Como comenta el ensayo de Raymond en su primer párrafo,
¿Quién hubiera pensado hace apenas cinco años que un sistema operativo de talla mundial surgiría, como por arte de magia, gracias a la actividad hacker desplegada en ratos libres por varios miles de programadores diseminados en todo el planeta, conectados solamente por los tenues hilos de la Internet?
Entiender de manera adecuada este fenómeno me parece crucial para intentar aproximarse a las claves de la evolución tecnológica (o económica) de un futuro en el que la generación de valor vendrá determinada por parámetros muy diferentes a los de la economía clásica. Voy a seguir añadiendo libros a mi lista de lecturas veraniegas… os mantendré informados.
El software libre (ejecutar, estudiar, modificar y redistribuir con o sin modificaciones) es un fenómeno sobre el cual cuesta encontrar desventajas fundadas.
Creo que cuando el principal agente prescriptor de la sociedad (las administraciones públicas) sea evangelizado por las virtudes del mismo y actúe con valentía y conocimiento de causa a la hora de generar sus licitaciones públicas veremos el verdadero resurgir (revolución) del software tanto para el usuario como para pequeños desarrolladores locales.
En Euskal Herria, poco a poco el software libre está cogiendo mayor relevancia. Las Diputaciones, Eusko Jaurlaritza y El Grupo MCC están empezando a valorar especialmente los desarrollos libres o abiertos, especialemente bajo la filosofía LAMP (Linux, Apache, MySQL y PHP/Perl/Phyton). Aún así siguen sin sorprendernos las adjudicaciones propietarias.
Insisto; quienes quieran profundizar sobre el soft libre «deben» descargarse el pdf sobre introducción al software libre (además del resto de documentación más específica) que tiene la UOC en su espacio web. Una obra maestra.
Se me olvida preguntarlo Enrique, hay alguna razón partiuclar por la que utilizas el término open source (tal y com hace la OSI «open souerce initiative») en vez de free software (como lo hace la FSF «free software foundation»)?
No es un criterio firme, me falta un poco más de lectura para decidirme plenamente por un término u otro, pero de entrada mi impresión es, comoÃ?Åœdice Stallman, que «free» en «free software» no es lo mismo que «free» en «free beer»… La palabra «free» en inglés es peligrosa, porque lo mismo la puedes traducir por «libre» como por «gratis», de ahí que no me guste.
Para mí lo sustancial en el proceso de cambio que estamos viviendo es que el código sea abierto, disponible para cualquiera que lo quiera modificar y contribuir con dichas modificaciones a un bien común, y modificable además mediante un proceso de peer-reviewing eficiente. El que sea gratis me trae al fresco, es un punto para mí secundario, y el adjetivo «libre» se me escapa un poco…
En cualquier caso, no me considero con un criterio suficientemente formado como para defender una postura o la otra, no son fuertes convicciones al respecto…