Muy, muy bueno este artículo de Wired Magazine sobre el supermercado del futuro. Quiero una tarrina de queso Philadelphia, se lo digo al carrito, y éste me indica el recorrido adecuado para llegar a ella. La tomo de la estantería, y la tarrina envía una señal al supermercado diciéndole que ha sido retirada de su sitio. Dudo, cojo la de finas hierbas, la dejo otra vez, acabo cogiendo la low-fat, y todos esos datos llegan sobre la marcha a Kraft Foods… ¿no me digáis que no os llama a seguir leyendo?
Probablemente sea algo que ya esté funcionado en avanzados sistemas de logística a nivel empresarial. Sin embargo, me viene a la cabeza que a veces, en el lineal de un hipermercado alguien deja una caja de quesitos El Caserio en el lugar donde está el queso San Millán. ¿La maldad humana no tiene limites o simplemente le pareció mejor la oferta? ¿Cómo entenderían estos cambios «outlaw» los carritos inteligentes? o dicho de una forma más coloquial, ¿Podrán convivir los sitemas cartesianos con las irreverentes mentes humanas?
Galleguiño, eso está resuelto por los sistemas de RFID. Con 3 antenas en el supermercado tendrás ubicados los productos. Sabrás, por ejemplo, si alguien los saca del congelador una caja de pescado congelado y lo deja en la zona de limpieza. De esa forma, el sistema avisa para que un reponedor lo recoja y lo devuelva al congelador o a la basura.
Abundando en el tema de RFID, la biblioteca del Vaticano lo ha implantado para manejar una parte de su extenso inventario http://www.theregister.co.uk/2004/07/09/vatican_library_rfid/