Aquí tenéis la columna que os comentaba ayer de Expansión en la que hablo de las posibilidades de un mundo sin llaves a tres diferentes niveles: personal, corporativo y social. La verdad es que tengo cierta inquietud por ver las reacciones, porque el artículo insinúa una serie de «ideas felices» que según quien recoja el testigo, pueden resultar sumamente interesantes… o estresantes :-)
No dudo que algún día ocurra lo que comentas, pero pasará tiempo, porque deben producirse cambios sociales que son los que más cuestan, los tecnológicos siempre van más rápidos que su adopción generalizada (salvo excepciones como los teléfonos móviles)
Jose Alberto, llegará antes de lo que crees. El RFID tiene infinitas aplicaciones: comerciales, médicas, hasta para el control de animales en libertad. Por mí, que empiece mañana…
Empezará, pero al principio habrá también grandes problemas de falta de escala, de falta del desarrollo suficiente para empezar a generar externalidades. Es un problema de tasas de renovación de parques existentes y de inversiones distribuidas necesarias para adaptar todos nuestros accesos a las nuevas posiblidades de la tecnología.
En otras palabras, que durante mucho tiempo seguiremos llevando encima las llaves, pero además partes del escenario propuesto por Enrique empezarán a funcionar.
Uf, mucha jerga de consultor… Los precios del hardware para instalar un sistema de RFID bajan cada día más, y a la vez los usos y aplicaciones que tiene crecen. Por ello, se acelerará la adaptación del RFID como sistema estándar (crecerá la tasa de renovación), resolviendo al mismo tiempo el problema de la falta de escala.