Bueno, por lo menos alguien es castigado de vez en cuando… Siete años de cárcel para el spammer de Buffalo. Ochocientos veinticinco millones de mensajes de correo electrónico enviados desde direcciones falsas e identidades robadas que han contribuido a la destrucción neta de valor que supone estar cargándose el Internet que conocemos. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) se reúne para hablar del tema, a ver lo que sale.
Mientras no sea una excusa para cobrar por e-mail enviado como buscan desde hace tiempo algunos sectores.