Acabo de ver este artículo en Baquía sobre Kevin Kelly, y me ha parecido tan apropiado para continuar con la historia de Kubi, Spanair y los dos últimos posts, que no puedo dejar de referenciarlo.
Es la diferencia entre las empresas que, mediante políticas de precios bajos o gratuitas, permiten que su red, su hábito de consumo y su mercado se desarrollen. Con el tiempo, pasan a ser verdaderos referentes para sus clientes, al ir construyendo productos y servicios alrededor de esa experiencia de cliente que han conseguido crear. Lo importante es no querer ganar hasta el último céntimo, sino optar por propuestas de valor a más largo plazo y por crecer con un mercado desarrollado por uno mismo.
Está claro que eso, a nuestros protagonistas de los posts anteriores no les pasará. Simplemente han aplicado criterios de vieja economía: servicio demandado, en una sala Vip, lo que indica público poco sensible al precio… esto es un chollo, se van a enterar: lo necesitáis, ¿no? Pues ahí lo tenéis, son veinte céntimos el minuto…