Primera comunión de mi hija, y claro, aprovecho para pensar en tecnología (esto debe indicar algún tipo de obsesión o enfermedad, digo yo). Pienso que me he pasado todo el día tirando fotos con una cámara digital, y que en el primer rato de tranquilidad me pongo a pasarlas por la tele, para que las vea la gente. Los abuelos de mi mujer, de 86 y 87 años, miran la primera foto en la tele con cierta sorpresa, pero se dan perfecta cuenta de que esas fotos están fresquitas, recién tomadas, y que eso de llevar las fotos a revelar es algo que ya no hay que hacer. Simplemente, el mundo ha cambiado. Me sorprende la naturalidad con la que lo aceptan, con la que asumen un cambio tecnológico. Me recuerda cuando hace poco mi padre me comentó que él, si tuviese que abrir el capó del coche, ya no sabría que hacer con lo que hay ahí dentro, cuando, curiosamente, hasta hace poco era perfectamente capaz de revisar en dos patadas la mayoría de los puntos vitales del coche y hasta de hacer un diagnóstico rápido basado en su experiencia como ingeniero en relación con la Mecánica durante bastantes años. Es curioso… la tecnología del automóvil, durante la mayor parte de la vida de mi padre, cambió tan poco, que una persona como él, no dedicado a la mecánica del automóvil sino más bien a la de las plantas de producción de productos petrolíferos, tenía posibilidades de aprender a examinar un coche, y saber hacerlo durante toda la vida prácticamente de la misma manera, con pequeños cambios incrementales. Un mecánico de coches podía «aprender el oficio» de pequeño, y adquirir una experiencia a lo largo de su vida que acababa teniendo un gran valor.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte y en un período mucho más corto, la tecnología ha cambiado tanto que alguien que quiera realmente mantenerse al día necesita leer, estudiar y experimentar para hacerse con ella, y siempre corre el riesgo de que una «disrupción tecnológica», un «cambio de paradigma» le deje completamente fuera de juego. Mientras mi bisabuelo pudo ver, en general sólo una generación de cada tecnología, mi hija tiene nueve años y ya ha vivido tres o cuatro de cada tema. Y con toda naturalidad.
Efectivamente, yo me llegué a cambiar una valvula del Mini y ahora casi no me atrevo a mirar el nivel del aceite.
El otro día hacíamos una mini-demo de bitacoreo desde el móvil, y a mi me sigue impresionando …. mi hija dice: ¿y esto ahora lo puede ver todo el mundo?