Se levanta uno por la mañana, abre el periódico (lo de «abrir» el periódico se sigue diciendo igual, anunque «el gesto» sea diferente) y se encuentra dos noticias muy interesantes, muy relacionadas, y del mismo autor, Pepe Cervera, que sigue dándonos en su Retiario comentarios tan buenos como en la época dorada de Netjuice:
Una: La BBC y el copyleft, es decir, la decisión de la cadena estatal británica de insistir en el «experimento» de utilización de licencias Creative Commons que inició hace ya tiempo (en este blog lo comentamos por primera vez el 18 de Septiembre). A efectos personales, empecé ese tipo de pruebas hace mucho tiempo (no, tranquilos, no pretendo compararme con la BBC), y me funciona fantásticamente bien. Desde hace tiempo, aparte de poner el pequeño banner de Creative Commons en mis páginas, empecé a comentar al final de todas mis presentaciones que mis materiales podían ser utilizados por quien y donde quisiese, pidiendo a cambio que se citase fuente, No es que en mi caso tuviese un gran mérito, después de todo a me venía muy natural… es como habitualmente se trabaja en el mundo académico. Pero puedo decir que, salvo en muy pocos casos, el tema ha funcionado de maravilla. Y en el caso de la BBC seguro que también lo hará, y que contribuirá a reforzarla y a convertirla en referencia como fuente de información, noticias y archivo.
Dos, y como decíamos, muy relacionadas: La evidencia palmaria de que el P2P avanza imparable, por mucho que las discográficas quieran creer que sus absurdas maniobras criminalizadoras tienden a detenerlo. Anda que no hace tiempo que lo dijimos: esto es un mundo diferente, acostúmbrense a vivir en él, porque el de antes es… eso, de antes. Lo dije en Bilbao, en el eGBC, y ahora me lo han pasado por escrito y la verdad es que queda muy bien y viene muy al caso:
«El enfoque adecuado para esta reflexión puede ser el darwiniano: ‘La especie que sobrevive no es la más fuerte, ni la más inteligente, sino la más adaptable al cambio’. Si admitimos que estamos viviendo un cambio, ésa puede ser la mejor manera de empezar a adaptarnos a él. De hecho, hemos vivido innumerables cambios ambientales a lo largo de la historia de los negocios. Algunos de ellos han acabado con industrias tan consolidadas en su momento como las compañías de hielo, que a principios de siglo campaban por las ciudades distribuyendo barras de hielo para refrigerar los alimentos, o los afiladores de cuchillos… o, adelantándonos un poco a los acontecimientos, las compañías discográficas, que hoy penan por el panorama empresarial persiguiendo patéticamente a sus usuarios mientras renuncian a entender el cambio que Internet supone para sus actividades.»