Muy bueno el post de Pepe Cervera en el Retiario de El Mundo, «La política del miedo«, sobre la intensificación de las persecuciones judiciales a usuarios de redes P2P. En mi línea, que llevo manteniendo desde los primeros artículos que escribí al respecto (por ejemplo, «Poner puertas al campo«, publicado en Cinco Días en Febrero de 2001… ya llovió)
La tesis es simple: una industria con una propuesta de valor caducada e insuficiente no puede defenderse del progreso de la tecnología recurriendo a la vía judicial. Si quieren evitar que el usuario piratee, pongan a su alcance propuestas de valor que le seduzcan, que le interesen. Admitan que lo que hacían hasta ahora ya no funciona, y que es preciso repensar la propuesta de valor de toda una industria, o bien ser desintermediados por no aportar valor. Y dejen de confundir una actividad claramente delictiva como el top-manta, con mafias organizadas que explotan personas y dedican recursos a la comisión de delitos, con actividades de usuarios inocentes que simplemente pretenden conseguir un producto en mejores condiciones que las que la industria aporta. Pero mientras los ejecutivos de las empresas, de la SGAE y afines no se dediquen a descargar música para entender la experiencia de usuario, seguirán confundiendo una cosa con la otra, seguirán haciendo demostraciones palmarias de incultura («la calidad del MP3 es bastante lamentable»… no diga estupideces, Sr. Bautista, prepárese un poco las cosas antes de hablar… que a mí, si digo esas tonterías en clase, me sacan las tiras de pellejo) y seguirán hundiéndose mientras siguen persiguiendo a sus usuarios. Eso sí, seguirán dándonos temas de los que hablar en las escuelas de negocio.