Jose Andrés Gómez, del diario El Mundo, me llamó para hablar sobre clicktivismo, y hoy me cita brevemente en su artículo a doble página con ese mismo título (pdf). Es un tema sobre el que hablé también hace algunos meses con Xantal Llavina para ElPeriódico.com, posteriormente en este programa de RTVE, y que he tocado en muchas ocasiones.
En la conversación, hablamos del auge del clicktivismo como una adaptación de los mecanismos de reivindicación y protesta al nuevo escenario definido por el entorno digital: el clicktivismo, en ese sentido, representa una disminución de las barreras de entrada que supone la fricción del mundo físico, desde simplemente el tener que desplazarse para bajar a la calle, hasta otro tipo de factores que an desde lo climatológico hasta la más pura demanda de seguridad.
¿Desvirtúa el clicktivismo las protestas y nos convierte en cómodos «activistas de ratón» o «de sofá»? No necesariamente. Mi impresión es que el clicktivismo lleva a que un mayor número de personas conozcan una causa, entren en contacto con ella, adquieran más información al respecto, y eventualmente, terminen por participar en ella incluso a nivel de manifestación física. En ese sentido existe toda una gradación en la que apoyar una causa mediante una firma virtual en una plataforma como Change.org o Avaaz suele llevar a la adquisición de un nivel superior de información sobre ella, que en muchos casos, sobre todo cuando se recibe información con posterioridad y se comienza a vislumbrar el posible éxito de la misma – entendido como «no he apoyado una causa yo solo, sino que hay muchos más como yo» – suele llevar a una demanda de contraste de la información.
Mi impresión es que el proceso que lleva a la firma es tan libre de fricción y tan sencillo, que el apoyo más «serio» o meditado suele en muchos casos tener lugar tras la misma, después – y no en todos los casos – de un proceso de comprobación. Pero el resultado final es una tangibilización de la protesta o de la causa, una visualización del apoyo a la misma que, aunque pueda estar levemente mediado por problemas de fiabilidad como el uso de múltiples votos por persona – bien por tratar equivocadamente de «ayudar» más, o al revés, por intentar «desacreditar» los métodos utilizados para la consecución del apoyo.
Tras la obtención de más información, surge una fase de identificación, que en muchos casos termina en un apoyo presencial, en el activismo de calle de toda la vida. Por supuesto, existe, como ha existido siempre, un embudo de conversión: no todo el que apoya una causa firma a favor de la misma o llega a manifestarse por ella, pero todos los estudios indican que la conversión final en acción de calle es superior entre quienes firmaron, lo que sitúa al clicktivismo en un factor fundamental en la mejora de ese proceso.
¿Puede el clicktivismo llegar a suponer un deterioro del activismo en su conjunto? Mi impresión es que no. Que como mucho puede llegar a suponer una cierta trivialización de algunas causas, una entrega de apoyo en forma de firma a cuestiones que no lo habrían recibido de no ser por mediar una fricción tan escasa, pero que es una cuestión que se corrige a lo largo de ese citado embudo de conversión. El clicktivismo nos convierte en ciudadanos más reactivos y más conscientes, y permite en no pocos casos anticipar o facilitar acciones de corrección. En muchos sentidos, el clicktivismo permite visualizar un cierto «termómetro social», una demostración de apoyo o de sensibilización ante un tema que creo que va a ser cada vez más tenido en cuenta.
Asimismo, es importante poner de manifiesto que las acciones que, asociadas o no a campañas de este tipo, proponen el boicot como forma de protesta son completa y perfectamente legítimas. La idea de que un boicot es de alguna manera «antidemocrático» es completamente absurda: lo que un boicot supone es que un cierto número de ciudadanos voten con sus acciones o, en algunos casos, con su bolsillo, y supone una manifestación perfectamente democrática. Los proponentes de un boicot, siempre que no utilicen métodos antidemocráticos para tratar de imponerlo, están pidiendo apoyo a una manera de exteriorizar un apoyo o una protesta: pocas cosas hay más democráticas que esa. Tratar de desacreditar el clicktivismo (en lugar de intentar mejorarlo proponiendo su mejora desde un punto de vista técnico) o de supuestamente criminalizar el boicot son simplemente los métodos que las estructuras tradicionales buscan para tratar de resistirse a su impacto.
El clicktivismo, los boicots y las acciones afines son, como tales, métodos adecuados a los tiempos que nos ha tocado vivir: una manera de adaptar los mecanismos de respuesta de la sociedad a un entorno bidireccional, en el que todos podemos difundir nuestra opinión gracias a herramientas sencillas y al alcance de todo el mundo. Tras el fin de un mundo en el que solo aquellos que tenían llegada a los medios de comunicación masiva o al control de una organización establecida como tal podían pensar en hacerlo, estos métodos son, sin duda, algo muy a tener en cuenta.
(This post is also available in English in my Medium page, “Clicktivism: an empowering response to changing times«)
Existe un problema. Creo que la incomodidad de bajar a la calle es un filtro que permite una reflexión sobre la conveniencia o no de reivindicar algo y el clicktivismo es muy dado al Click por compasión cuando se supone que lo que se intenta es hacer una sociedad más justa. Creo que si los Clicks se transforman en limosnas perderán su valor reivindicativo.
Remendar los errores de los demás por simple compasión sin duda nos hace sentirnos mejores personas.
Ademas, hacerlo con un Click sale gratis total, pero podría ser una forma muy poco didáctica de solucionar los problemas.
Creo que el Cliktivismo es muy positivo en líneas generales, pero no siempre se usa bien y yo recomendaría a la gente que simplemente lo piense bien antes de hacer Click y que en caso de dudas deje pasar ese Click y se reserve para casos donde esté más convencido de lo que Clikea.
Lo que llamas «clickactivismo» debería ser más correctamente denominado «clickpasotismo», hay un tema con el que moralmente no estás de acuerdo, buscas en Change.org la pagina correspondiente, das click y descargas tu mala conciencia.
Pero también es justo es reconocer que a las poquísimas manifestaciones a las que me he sumado en los últimos años, he sido concienciado a través de Internet, pues que duda cabe, Internet es el medio mas «revolucionario» que se ha inventado, después de la proclama en el balcón de San Petesburgo y su uso se está probando día a día, desde la revuelta zapatista de Chipas, a revuelta de hoy en Venezuela, pasando por todo tipo de «primaveras», de ahí el miedo que le tienen, todos los regímenes políticos, sean totalitarios o demócratas.
Pero hasta hoy es un arma de «agitpro» pero falta aun ser utilizada como efetivo «Clickactivismo» y no dudo que pronto se utilizará. Hasta ahora, o hacemos «click» en paginas «amorfas» como Chnge.org o bien nos abstenemos de hacer click como están haciendo los de Meneame,(y yo mismo), pero ambas son actitudes pasibas «no hacer»., pero ¿qué pasaría si se hiciera un pequeño programa, que por ejemplo en segunda sesión, abriera aleatoriamente las paginas de los periódicos de AEDE y «visitara» también aleatoriamente alguno de sus anuncios.
¿Cuánto tiempo estarían los anunciantes dispuestos a mantener su publicidad sabiendo que e 70% de los CRT que pagan son realizados por robot?
Esto si que es «clickactivismo» activo y cuando se ponga en práctica, pueden temblar todos aquellos que viven de la publicidad, (incluido Google) pues adaptar el programa para «visitar» esta o aquella página será sencillísimo y todas las métricas en que se basan los ingresos de una página se irán al carajo hasya que alguien descubra como saber eliminar las «visitas robóticas» y entremos en el bonito juego que tan bien se nos da, de unos cuantos «informáticos sabios» buscando solución a un problema creado por cientos de miles de «programadores pelagatos» buscando (por hobby) la forma de saltar las soluciones tipo DRM de los «informáticos sabios».
Sobre el tema, una reciente tuitentrevista a un activista de las redes:
http://sursiendo.com/blog/2014/02/tuitentrevista-a-alberto-escorcia-bloguero-e-investigador-mexicano/
saludos
¿Para cuándo un post sobre el ‘corralito’ de Bitcoin? No voy a decir aquello tan manido de: «Se veía venir», pero… ¡Qué demonios! Se veía venir. Bien merecido se lo tienen los que apostaron al penúltimo timo de la estampita de Internet.