Vía Boing Boing llego a una conferencia del genial Ian Rogers, una de las mentes más preclaras en el entorno de la música, hasta no hace mucho Director General de Yahoo! Music del que tuvimos ocasión de hablar anteriormente en varias ocasiones y ahora Fundador y CEO de Topspin: Ian recoge en el blog de Topspin algunas partes de su presentación y sus comentarios al respecto, e incide en uno de los temas para mí fundamentales: la revisión de la cadena de valor del negocio de las discográficas, y la fortísima necesidad de redefinición que éstas precisan.
En su charla, Ian deja patente y claro que la música no está en crisis: lo que está en crisis son negocios como la venta de CDs. La venta de música digital aumenta a un ritmo del 40%, aunque no suficiente como para cubrir el descenso progresivo de las ventas físicas a una velocidad de un 20% sobre una base inmensamente mayor. El fenómeno del unbundling (venta de canciones sueltas en lugar de en paquetes), además, sigue perjudicando el negocio tradicional, la industria tiene problemas… y la respuesta de Ian es, simplemente, proyectar una transparencia con un gran «I don’t care» en letras blancas sobre fondo negro (habría dado algo por palpar el ambiente en ese momento):
«Hablar de la industria de la música en esos términos es como hablar del descenso de ventas de cassettes en la era del CD.»
Mediante frases y datos, Ian demuestra que no es la música la que está en crisis, sino el modelo de las discográficas tradicionales, un análisis parecido al que suelo utilizar yo en clase: en una cadena de valor simplificada de la industria discográfica como la que he dibujado arriba, las cuatro fases presentan importantes problemas:
- Selección de talento: Ya no aporta valor. El talento puede expresarse libremente en la red, y los esquemas sociales de recomendación y selección expresados a través de sitios de música, redes sociales, blogs, etc. funcionan mucho mejor que el criterio de un ejecutivo de la industria que, además, privilegiaba claramente lo comercial sobre la calidad. Prefiero elegir yo «with a little help from my friends» que confiar en el criterio de la discográfica.
- Producción, grabación y soporte: El acceso a la tecnología necesaria para producir música se democratiza; la tecnología baja de precio, y la relación coste/calidad se equilibra. Equipos con un coste perfectamente accesible permiten grabar con una calidad más que adecuada. La necesidad de soporte físico, además, desaparece gradualmente.
- Distribución: Se realiza en formato digital, a través de la red, y con un coste mínimo. Hasta el coste del ancho de banda puede minimizarse merced a los esquemas P2P o tiendas como iTunes y similares.
- Marketing y promoción: Tras años de marketing del tipo «sota, caballo y rey», de recurrir a los mismos esquemas de manera constante y de insistir en trasnochados esquemas de publicidad masiva, las discográficas se encuentran con que no conocen los nuevos esquemas de publicidad relacionados con el mundo online, las redes sociales, las comunidades… ¿Pueden aportar algún tipo de valor diferencial al artista en este sentido? Empresas como la propia Topspin, FanShake y otras parecen tener mucho más claro como tratar, fomentar y aprovechar algo tan poderoso como el fenómeno fan en el nuevo entorno. Y en cualquier caso, si el valor aportado se va a concentrar en este punto, el tamaño de las empresas discográficas deberá disminuir: la estructura y dimensión que hoy en día poseen no está en absoluto justificada.
La respuesta de las discográficas ante la evidencia de que no aportan valor ha sido intentar capturar el valor que se tradicionalmente se producía fuera de su control mediante los contratos 360º. ¿Es eso la solución? ¿Debe un artista hipotecar sus perspectivas futuras de generación de negocio con un socio como éste? La respuesta, para mí, no está ni mucho menos clara, algo que Ian Rogers identifica con un cambio estructural: el poder pasa de la discográfica al artista, y la meta ya no es conseguir firmar un contrato cuyo valor está fuertemente cuestionado. Una situación que dará lugar al desarrollo de una importante «clase media» de artistas que firman contratos consigo mismos y se mueven en un mercado de prestadores de servicios puntuales de comercialización, grabación, etc. en el que operan de manera transparente, mientras retienen los derechos de sus obras. En el fondo, algo bueno para los artistas, bueno para unos clientes que disfrutan de más opciones, y bueno para la música en su conjunto.
Yo digo en mis conferencias que la fuerza más poderosa de la naturaleza no es la de interacción nuclear fuerte, sino la que mantiene a la gente pegada a modelos de negocio que en su momento fueron hiper-golosos.
Alguien a quien hay que respetar mucho cuando habla de negocios (A mi me gusta musicalmente también) es Gene Simmons, de Kiss. Sus declaraciones hacen poco por liberar a los judíos de sus estereotipos. El tío dice que «La industria discográfica está muerta. Kiss no va a sacar más discos, no hay dinero. Lo peor de todo es que no hay sustitutos para ninguno de nosotros en el panorama de superestrellas». Y es totalmente cierto, han desaparecido las apuestas monetarias fuertes y los lanzamientos discográficos a bombo y platillo por parte de las discográficas.
Yo el único efecto negativo que veo a la situación actual es que durante veinte años vamos a seguir arrastrando las mismas momias (Madonna, U2, Rolling Stones) por los estadios, porque el «Chasm» que tienen que saltar los artistas que dominan la nueva cadena de valor es a día de hoy complicado, y estamos en pleno salto generacional, como cuando aparecieron los discos de pizarra.
Me asombra que en este estudio, Ian Rogers no tenga en cuenta que si una canción «pega», se venderán, (por el método que sea), en menos cantidad de coppias de la canción que antes, porque los particulares tienen medios en su casa para reproducir y difundir con calidad excelente la canción que han comprado,u obtenido, y hacerla llegar y regalar a sus amigos y conocidos.
El no reconocer que no se pueden basar los ingresos del negocio en el número de copias de la canción, como se hacía anteriormente, es no reconocer el verdadero problema de la industria músical actual. Lo demás son zarandajas de segundo nivel.
@Gorki. El negocio ha cambiado. Es así y punto. A mi me recuerda mucho la historia que contaba mi abuelo del mayor criador de burros del pueblo. Los alquilaba y todo para las siegas y recolectas. Cuando llegó el tractor poco menos que le pidió al cura que lo «demonizara» desde el púlpito. Ni que decir tiene que el burro ahora se ha convertido en un tema exótico que se le regala a una Infanta por el dia de su boda.
¿Dónde está el negocio… de la música, el espectáculo… el ocio en general? No está en escucharlo en casa, sino de vivirlo en directo.
Otro ejemplo: se puede comprar de todo por internet. Todas las marcas de lujo, prácticamente, han hecho ya sus tienditas on-line. Pero la emoción de entrar en la tienda de LV en paris (o en Ortega y Gasset en su defecto) no lo sustituye nadie. Seguro que LV vende más globalmente por internet… pero la razón de ser de la marca, donde alcanza su cenit es el «directo».
Totalmente de acuerdo con el 90% del post, pero me falta algo que yo creo que es el gran problema sin resolver del mercado de la música. La visión sobre lo que la industria será dentro de 10 años no admite discusión: redimensionamiento, reenfoque, gestión 360º de los artistas; los jugadores que quieran sobrevivir tendrán que adaptarse a un entorno en el que lo que ahora se consideran «promoción» de un CD físico será su actividad core: vender más cosas a la base de usuarios que tengan alrededor de las comunidades generadas por la vinculación emocional de la gente con sus artistas y con el resto de los fans.
Pero, ¿quién va a jugar el papel aglutinador que jugaban las disqueras? Lo que señala Javier sobre la falta de artistas emblemáticos no va a ir a mejor sino a peor en los próximos años, porque el modelo de negocio que queremos implantar será capaz ser rentable en el nuevo entorno basado en la gestión de las comunidades, pero también se está mostrando incapaz de aglutinar individuos para crear esas mismas comunidades. A todos se nos llena la boca hablando sobre nuevos contratos simétricos, democracia, poder del cliente, triunfo de la calidad, pero la música popular más que música es un proceso de inclusión/exclusión como todo proceso social. Yo puedo identificarme con un grupo muy comercial, o definir mi individualidad eschuchando y adoptando el lifestyle de un grupo alternativo, pero no deja de ser el mismo proceso de socialización. Cuando las opciones sean tan amplias que no resulten eficaces como elemento de definición de la personalidad de los fans, lo lógico desde este punto de vista es que haya una vuelta a los «superartistas», y que se regenere un sistema mucho más parecido al actual de lo que la mayoría de la gente quiere creer. Puede que se extingan los dinosaurios, pero los nuevos jugadores necesitarán productos identificables que vender a sus bases de usuarios…
Estoy de acuerdo con el mensaje, está claro que las discográficas han cometido un graso error al no prevenir de antemano esta situación que se veía venir hace años. En cuanto el soporte ha dejado de ser físico, pilar de su modelo de negocio, han entrado en crisis. No obstante, no estoy de acuerdo en la enumeración de puntos, ya que la selección de contenido si es un valor que aporta la discográfica (no todas y no en muchos casos, eso es cierto) basado en un know how de muchos años. El filtro de «calidad» de algunas discográficas aún no se puede suplantar por los entornos webs actuales, sobre todo en cuanto al lanzamiento de nuevos grupos, ya que hay mucha cantidad de grupos y artistas pero poca calidad en la gran mayoria de las producciones. En cuanto al criterio de producción de las discográficas tengo la misma opinion, las discográficas si aportan un valor basado en la experiencia, y las producciones realizadas por particulares no alcanzan en la mayoría de los casos la calidad deseada. En cualquier caso, entiendo que estamos en un momento de transición y todo se deberá «poner en su sitio» con el paso del tiempo.
Hola Enrique
Llevamos ya, la empresa Innova Servicios Creativos, 1 año trabajando un modelo «diferente». Tenemos y gestionamos el «Sello Movistar» ( patrocinados por MS, claro esta), sello totalmente digital , es decir, no existe el formato fisico
El «A&R» inicial es el portal de web
http://www.artistas.movistar.es/home/index
donde se sube la gente la musica, los votos ayudan filtrar, y un/os «humano/s» expertos ( mas de 80 años entre el equipo : un ex Director General de Discograficas, un Director de Marketing de discograficas, Un A&R reconocido, un Promociones y un Director Comercial de Discograficas) seleccionan despues de verlos en directo exponiendo sus artes. SIEMPRE se va a necesitar el toque humano: como dijo el famoso Presidente de un discografica Americana ( se me olvida su nombre) cuando preguntado «que herramienta digital te hubiese gustado tener antes», contesto ninguno, basta con mis oidos!
La grabacion is minimo, aunque con productores de nombre, y todo digital.
La promo y marketing es radio (distribucion digital), Tv ( un video) y meterlos en conciertos grandes que nosotros controlamos ; un ej, dentro de la programacion del Espacio Movistar como teloneros y en grandes Festivales ( Rock In Rio, Summercase…). Aqui ganan exposicion y da para contratacion y comienzan sus pequeñas giras que cada vez va incrementando
Hay una gran parte de la promo en YTube, MySpace, Tuenti, Hi5 y todo el resto de sorportes digitales, Web 2.0 y Marketing Viral
Se trabajara pocos grupos – 3 a 4 artistas /año – para dar mas atencion a ellos. Ya tenemos RAGDOG ( Gallegos!)
http://www.youtube.com/watch?v=8RnsBU4V2P0
Han sido Nº1 en listas españolas de descargas (Promusicae) con su single «Nada Mas». Y pinta muy bien
Y ahora estamos a punto de trabajar un nuevo grupo 84 con el tema «El Burdel De Las Sirenas»
http://www.youtube.com/watch?v=Fw3FBLrnm9s
¿Revenue? Los Conciertos, royalties de radiaciones en radio, royalties de rotaciones de video, royalties de TV sincronización, tonos a moviles, bajadas digitales via plataformas de operadoras de telecomunicaciones, Merchandising …etc
Y si, tambien es un 360º acuerdo , aunque algo más flexible que de las discograficas.
La buena noticias es que vamos a expandir el modelo a Sur America via acuerdos con MTV Latino…etc, asociados a nuestro patrocinador.
Como ves, no hay que mirar fuera del pais para ver que hay ideas nuevas y que esto sigue adelante. Si quieres mas informacion, tienes mi mail f.rodriguez@dosovejas.com , y si interesa te lo podria contar con mas detalles con un cafe.
Gracias Enrique, gran articulo!
Creo que parte del problema en la caida de las ventas esta en el hecho de querer seguir vendiendo «el combo de canciones» (lease CD) cuando la tendencia debería ser que los artistas podrian estar sacando al mercado canciones de forma continua sin tener que encerrarse durante un año para poder componer 7, 8 o 10 canciones que incluir en «el combo» para poder comercializarla. De esa forma el mercado seria mas dinamico, el artista podria reinventarse mas rapidamente si no consigue captar o «enchanchar» a su publico y la comercialización por internet seria mas fluida.
El concepto del «CD album» es como obligar al consumidor a comprar todos las pinturas de un artista que realizo en una generación aunque solo te guste 1 o dos.
Totalmente de acuerdo con el 90% del post, pero me falta algo que yo creo que es el gran problema sin resolver del mercado de la música. La visión sobre lo que la industria será dentro de 10 años no admite discusión: redimensionamiento, reenfoque, gestión 360º de los artistas; los jugadores que quieran sobrevivir tendrán que adaptarse a un entorno en el que lo que ahora se consideran «promoción» de un CD físico será su actividad core: vender más cosas a la base de usuarios que tengan alrededor de las comunidades generadas por la vinculación emocional de la gente con sus artistas y con el resto de los fans.
Pero, ¿quién va a jugar el papel aglutinador que jugaban las disqueras? Lo que señala Javier sobre la falta de artistas emblemáticos no va a ir a mejor sino a peor en los próximos años, porque el modelo de negocio que queremos implantar será capaz ser rentable en el nuevo entorno basado en la gestión de las comunidades, pero también se está mostrando incapaz de aglutinar individuos para crear esas mismas comunidades. A todos se nos llena la boca hablando sobre nuevos contratos simétricos, democracia, poder del cliente, triunfo de la calidad, pero la música popular más que música es un proceso de inclusión/exclusión como todo proceso social. Yo puedo identificarme con un grupo muy comercial, o definir mi individualidad eschuchado un grupo alternativo, pero estamos dentro del mismo proceso de socialización. Cuando la falta de incentivos para jugársela en la industria genere un panorama tan atomizado que no sea eficaz para aglutinar comunidades de usuarios, se producirá un efecto rebote, porque suponiendo que se extingan los dinosaurios, los nuevos jugadores necesitarán contenidos reconocibles, de ahí pasaremos a la construcción de marca, y ya estamos hablando otra vez de promoción, y empezamos otra vez.
Como consumidor de música entiendo a los que critican el proceso normal de comercio de un soporte como el CD, pero no entiendo la funcionalidad de megastores on line como Itunes, ¿por qué diablos he de pagar por un fichero virtual cuando puedo obtenerlo de emule?.
En cuanto a la publicación musical no hay que confundir la concepción global de una obra (un disco) con un “combo” o un producto de mercadotecnia. Para un amante de de la música con un interés más allá de lo banal no es lo mismo escuchar por primera vez canciones sueltas del Let it be (las tortuosas Get Back sessions) que la frescura y el arrojo del Rubber Soul. Un artista, pongamos como nos pongamos, concibe un grupo de canciones o una obra escrita y compuesta en un lugar y en una situación muy concreta (que se lo digan a Axel Rose) luego el equivalente a “comprar todas las pinturas de un artista” sería poseer toda su discografía, algo que los jóvenes de hoy hacen, precisamente a través de programas P2P y en carpetas comprimidas (algunas de ellas con tantos Gb que nunca las llegan a escuchar).
Es natural el uso que todos hacemos de los servicios de descarga gratuita, más teniendo en cuenta los tiempos de crisis, aunque sigo siendo de aquellos que bajan a la tienda de discos de siempre, compran un buen vinilo de los Smiths, hacen cola ante el dueño viejo y cascarrabias orgullosos de la adquisición y lo pinchan en compañía de un amigo al llegar a casa birra en mano. Recientemente incorporé una reedición en vinilo del Live at the Apollo de James Brown, me llevé una grata sorpresa al ver que la discográfica regalaba un código de descarga gratuita en el interior para aquellos que quisiesen incorporar tan magna obra a su mp3, ¿no es eso mejor que pagar por unos y ceros en Itunes?. A muchos amantes del arte nos sigue obsesionando la posesión de un soporte material y el flujo disco-single-ep gira y de nuevo al estudio que hacen los artistas de toda la vida, con o sin discográficas.
Recientemente Alex Turner, líder de los Arctic Monkeys, el primer grupo de esa especie de generación espontánea musical vía myspace, manifestó que en su vida había tenido una cuenta en dicho portal, que navegaba poco o nada por la red, y que como mucho regalaban cd’s grabados en sus primeros conciertos. Magnífica bofetada para la industria y para los gurús del “do it yourself”, de parte de un grupo que vendió 250.000 copias materiales de su primer disco en sus primeros 7 días de vida hace apenas 3 años y que sigue cuidando con mimo la edición y el artwork de sus lanzamientos tanto en cd como en vinilo.
Buenas.
Las discograficas moriran como tales, la autogestion es el camino natural de la musica, las discograficas que se dedican en la practica a sucontratar todo (estudios de grabacion, management, …..) tendran que reconvertirse en empresas de servicios y aglutinar todos esos servicios y ofrecerselos al artista.
Un saludo.
Hola Enrique, genial la entrada, como siempre. Me atrevería a preguntar si piensas que la cadena valor de la música va a continuar permanentemente con este desfase cognitivo al que nos tiene habituados, ya que no somos pocos los que estaríamos interesados a nivel profesional en adherirnos al nuevo flujo de corrientes un poco más, digamos descentralizadas.
No creo yo honestamente, que todo este cambalache de bits vaya a influir en el intercambio de valores en mayor grado que allá por el 82 influyó el SteerWheel en los vinilo. Es simplemente un distintivo, un elemento diferenciador de un mismo núcleo no perturbable (o no perturbado, hasta la fecha).
Podemos llenarnos la boca con toda la palabreria que queramos para justificar «modelos de negocio caducos», alternativas postmodernas y tecnomarketing variados.
Lo unico cierto es que mientras puedas tener algo gratis, no vas a pagar por ello a menos que no seas realmente un entusiasta de lo que se tercie y venga acompañado de autentico valor añadido (series limitadas o formatos box+libretos+regalos).
Para todo lo demas, p2p y si sobra pasta, algun concierto, y no todos, que no son pocos los artistas que fuera del estudio suenan como una patata.
un mercado en tan frágil situación y con unas características tan especiales como las de este país se merece más que la capacidad de análisis de Albertin y Deveras (eres la misma persona, verdad?). este blog no se merece semejante taruguez.
enhorabuena a enrique y a las reflexiones del resto, resultan de lo más enriquecedoras.
No soy Ian Rogers…pero esto ya lo había comentado yo, como muchas otras personas en el blog:
http://thismodernlifeblog.com/?p=50
Es algo demasiado evidente, aunque como se suele comentar, las discográficas no son capaces de asumirlo.
@calamonte
El ejemplo de los Burros, no puede ser mejor y alguno de los que argumentan que lo que Enrique ya hace mucho tiempo predijo (personalmente de Enrique es lo que mas valoro su vision de futuro) deberían de reflexionar y analizar quienes son ellos en esa paradoja.
saludos
Dudo mucho que las discográficas vayan a desaparecer. Yo mismo, que soy adicto a redes de recomendación como last.fm, consumo con los ojos cerrados música (pagando y sin pagar) de muchos sellos cuya capacidad de selección y criterio es inigualable. La comentada atomización de la música y el desarrollo de esa clase media (algo, por otra parte estupendo ya que hasta ahora en este mundo muy pocos artistas pueden vivir de su música) harán todavía más necesarias esas actividades de «filtrado» que muchos sellos actuales hacen tan bien. Obviamente no estoy hablando de las grandes multinacionales, sus movimientos están claros y los comentaba Enrique en un anterior post (y perfectamente reflejadas en iniciativas como la del Sello Movistar, presentada más arriba); estás sobrevivirán, aunque se tengan que conformar con una parte más pequeña del pastel. Que nadie se haga ilusiones y piense que están abocadas a la desaparición; la democratización de la música no les impedirá llegar hasta las masas y usar todas sus armas promocionales. Un ejemplo muy claro es el enorme incremento en la promoción y publicidad de artistas de multinacionales (y del Sello Movistar en España) en myspace, que estamos viendo estos últimos meses.
Creo que las implicaciones sociológicas citadas en un par de comentarios pesan demasiado como para predecir el fin de las discográficas.
Existen identificaciones hacia bandas concretas, pero una discográfica identificada con un género o varios, puede llegar a establecer un vínculo más allá de las propias bandas.
Un ejemplo es un festival de música, el festimad o el viña rock, o el womad. La gente no va a ver a un artista concreto, ni siquiera a varios, sino al festival. Y los artistas, mientras tengan tirón son casi la commodity del modelo.
Algo similar pueden lograr las discográficas si lo gestionan bien. Conozco sellos de nicho que ya lo consiguen, como el mítico subtefuge o similares. La sociedad necesita referentes, salen de manera más o tal vez menos espontánea, y los referentes consisten en aunar, aglutinar gustos en diversos ámbitos de referencia, desde lo local a lo global, para definir eso: pertenencia. Sin pertenencia, el humano está perdido.
Y será esta necesidad de pertenencia la que hará aglutinaciones que se llamarán o no discográficas, venderán o no galletas de plástico, pero se parecerán bastante y es muy probable incluso que sigan siendo los mismos, pero con distintos collares.
Un saludo
Me ha parecido un post muy interesante. Como siempre da que pensar. Me ha inspirado para escribir éste otro http://correcorriendo.blogspot.com/2008/11/el-negocio-de-la-msica.html
Muchas gracias por seguir haciendo pensar día a día.
A mí me sorprende la vehemencia con la que habla del negocio de la música gente que NO está en el negocio de la música. No lo veo tan claro como todos vosotros, ni mucho menos.
En concreto me falla el paso 2 de la cadena de valor: la grabación y producción. Nadie habla del precio del equipo necesario para hacer un disco profesional. Nadie habla de la necesidad de espacios con acústicas adecuadas, de los micros de 600 euros, del conocimiento necesario (léase productor) para que un disco suene de una determinada manera. De la especialización de los distintos profesionales que participan (técnicos de sonido, masterizadores, productores) y de sus tarifas por hora.
¿Cómo se rentabiliza esa inversión? ¿En conciertos a los que van 100 personas y te pagan en copas?
No estoy defendiendo a las discográficas. Pero es que cada vez que sale el debate se parte de que grabar música sale gratis, y no es así. Actualmente, tener un grupo significa perder dinero en el 90% de los casos.
En cuanto al que habla de los royalties…. ¿perdón? ¿Youtube paga royalties? ¿Zatoo, Joost, emule, blip.fm, bitTorrent, los blogs de descarga directa, myspace… pagan royalties? ¿No choca esto con la libre distribución de contenidos que defendemos todos? ¿Qué pasó con la iniciativa aquella de Last FM de pagar a los artistas?
Crear un contenido Digital necesita esfuerzo, reproducirlo a nivel planetario es casi gratis…
ocurrirá como las imprentas; hace siglos era muy muy exclusivo… en la actualidad es accesible a casi todos y con internet no necesitas ni imprimir…
¿qué pasara con los «artistas digitales»?.. pues probablemente dejarán de ser súper millonarios y serán todos más parecidos al terrícola ordinario… el que haga algo diferente y «encuentre VALOR» se forrará como siempre….