Este artículo del gran Daniel Goleman en el NYT, «Flame First, Think Later: New Clues to E-Mail Misbehavior« me ha parecido muy interesante, en la línea de algunos de mis artículos anteriores acerca de los problemas de la participación en entornos anónimos en los que no se puede o no se quiere establecer una política de censura. Además, ha desencadenado comentarios interesantes en sitios como Boing Boing o Metafilter.
El artículo plantea el problema de la participación en entornos anónimos como una verdadera psicopatología con nombre propio y definición clínica, el «online disinhibition effect». Varios factores psicológicos contribuyen a la aparición del efecto: el anonimato que otorga un seudónimo en la web, la invisibilidad percibida ante otros, el tiempo transcurrido entre la escritura del mensaje y la recepción de retroalimentación, la exageración de determinadas características de la personalidad derivada del estar solo ante la pantalla, y la falta de definición de una autoridad en el entorno online.
El «online disinhibition effect» puede ser benigno, si en virtud del mismo una persona tímida pasa a participar de manera activa en diálogos en la red, o maligno y tóxico, como en el caso del flaming. El fenómeno del flaming, que supone un problema importante de cara al desarrollo creciente de relaciones a través de medios electrónicos, está de hecho siendo estudiado desde un punto de vista de neurofisiología: la mecánica neural detrás de un flaming responde, en realidad, a un fallo de diseño en la interfaz entre los circuitos cerebrales que gobiernan el comportamiento social y las características del mundo online. Así, en la interacción cara a cara, el cerebro hace uso de un flujo continuo de signos emocionales y pautas sociales, que vincula con el desarrollo del siguiente movimiento en la interacción para asegurar que ésta se desarrolle adecuadamente. Este proceso de autocontrol social ocurre en el córtex orbitofrontal, que actúa como un centro para la empatía que define, entre otras cosas, las habilidades de una persona de cara al trato social. Este córtex utiliza el escaneo de las señales emocionales de la interacción cara a cara para asegurar que la interacción continúe adecuadamente y la persona que tenemos delante no se sienta incomodada. Las lesiones en este córtex, de hecho, conllevan comportamientos socialmente inaceptables, salidas de tono y actos de aparente mala educación. El córtex se alimenta, por tanto, de un flujo de señales tales como cambios en el tono de voz, expresiones faciales, etc. para poder así moderar y canalizar adecuadamente nuestros impulsos. Un flujo de señales que en la comunicación electrónica simplemente no existe, de no ser por el uso de esos aparentemente inocentes signos denominados emoticonos, que algunos utilizamos con notable profusión. En un entorno online, la ausencia de esas señales nos lleva a no moderar esos impulsos, a escribir un mensaje que sería, en un entorno electrónico, completamente inaceptable, y a apretar el botón de «enviar» antes de que un segundo pensamiento más moderado nos lleve a utilizar el botón «descartar». Consecuentemente, pasamos a convertirnos en un troll.
La solución pasa por el aprendizaje y la experiencia progresiva en el medio online, que lleva a un proceso de autocensura en el que la persona se acostumbra a forzar el pensamiento empático antes de apretar el botón de «enviar». Goleman propone como solución el uso de comentarios con vídeo, que volverían a añadir esa serie de pautas suplementarias a la comunicación. Mientras tanto, tal vez sea mejor que algunos intenten controlarse un poco y forzar el funcionamiento de su córtex orbitofrontal antes de darle al botón… :-)
Comentarios efectuados con plataformas con video…interesante sugerencia que estamos desarrollando.
Un abrazo.
Es algo parecido a lo que sucede conduciendo un automovil. Algunas personas «normales«, al volante se comportan como energúmenos. Son anónimas» (nadie sabe quien es el conductor, salvo en comprometidas casualidades) y tienen público (que vea todo el mundo lo listo que soy colándome).
Enrique Castro y lo suyos si necesitan tener a la gente fichada en video. ¿Cómo sino van a localizar a los que se meten con los partidos políticos y tienen que usar el anonimato para evitar represalias? Lo que les faltaba, que me reconocieran por la calle.
Esto lo digo valorando que Dans y Castro dejan su rastro en una foto. Loable como arriesgado.
De lo que habla Dans, a pesar se localizarlo en una zona del celebro, es algo más concreto: la distancia entre la responsabilidad personal y los defectos o enfermedades mentales. Sugerir la autocensura suena fatal como inútil. Las personalidades paranoicas o neuróticas (por ejemplo, las adictas a un movimiento ideológico) tienen tal cantidad de filtros mentales que es imposible que participen de forma «emotiva» en foro alguno. Dile a Jimenez Losantos que España no existe. Dile a Enrique Castro que le quite al PSOE la O de obrero. Las respuestas pueden ser emotivas pero poco más.
Luego esta la censura de los foros. ¿Quién controla al controlador?
Por mucho que se desarrollen teorías House del cerebro y las emociones, creo que vale la pena soportar el mal uso de la libertad por lo que ganamos con su uso legítimo. Todo se reduce a que la censura o la represión puede llevarnos a situaciones límites. Y eso la derecha y la izquierda política tienen pruebas suficientes de a donde nos lleva.
Rogelio dio con parte de la clave al desarrollar con sentido insuperable el espejismo al que estamos sometidos. Que la red sea potencialmente una cosa y que, por ahora, sea el reflejo de una realidad que no nos gusta del todo, no es poco. Lo que Rogelio avanzó lo podemos leer con más profundidad en un libro que releo constantemente: Alicia en el país de las maravillas y, por seguir en la línea pedante, el traer al recuerdo los insoportables esfuerzos de Wittgenstein por hacer de esas paradojas algo definitivo: encerrar todo el conocimiento en el lenguaje y el resto en el silencio de lo inefable. Ese silencio de los corderos que son las pesadillas de los partidos de masas. El uso de la inteligencia emocional (cómo apunta Dans, ya no hay excusa para saber que estoy enfermo) va más allá. Justo debajo de mis circunstancias, pensamiento, conocimiento y experiencias buenas y malas, estoy yo, como centro absoluto. Esa irrepetible realidad que puede desarrollar algo único o permanecer el estado de Peter Pan. A nivel personal, troll. A nivel colectivo, ideología o partido político.
Perdón por el rollo.
Pues a mí me parece que uno de los grandes problemas de usar los sistemas de información en tareas que antes eran «analógicas» es que el trabajo es mucho más simbólico: antes sentías la responsabilidad de una toma de decisión al realizar el acto de firmar un papel o estrechar la mano de alguien, o al pactar algo en una conversación…, ahora el acto de una decisión puede ser hacer click en un botón «enviar» habiendo escrito «ok», etc…
La sensación es muy diferente, y creo que una de las consecuencias es la pérdida del sentido de la responsabilidad, lo que hace que haya gente que hace o dice cosas que en el mundo no simbólico nunca haría o diría.
Que la ocultación de identidad tiene un impacto directo en el comportamiento es algo que ya sabían los griegos cuando se ponían máscaras para interpretar.
Se trata de una forma de desvincular la reputación de la persona, es algo con lo que los actores juegan y experimentan a menudo. Si no lo habéis probado, hacedlo, es un ejercicio interesante.
Seguro que todos habéis oído hablar de it, ego et superego.
Si es que estamos bien hechos, pero no estamos preparados para según qué cosas…
Parece un buen análisis el que nos pasa Enrique en este post, en términos generales.
También nos hacemos más susceptibles online. Es más fácil sentirse herido. Esto acentúa posturas defensivas en muchos casos.
Y así, acabamos en una autocensura excesiva que lleva al mutuo reparto de cremitas exagerado.
O sea, el equilibrio entre el trollismo y el mutuo reparte de flores es complicado.
Particularmente, prefiero un approach un poco más «trollista» y políticamente incorrecto porque me parece casi más grave el problema derivado del «yo hablo bien de lo tuyo, tú hablas bien de lo mío», que nos lleva frecuentemente a una visión acrítica de lo que nos rodea.
Es en un anonimato relativo en el que se consigue una mayor libertad de expresión, y por tanto, mayor creatividad de ideas y resulta más diferenciador Internet de un debate presencial. La auto-censura, el sentimiento de culpa (ej: el católico sentimiento de culpabilidad post-coital) han sido feroces mecanismos de control social a lo largo de la historia.
Tratar de volver a lo más presencial a mi me parece un paso atrás, porque Internet era en este sentido un paso adelante increíble en la libertad de los individuos. Concretamente, en la de expresión. Esto, me parece degradarlo.
Acabaremos con un dni usb o algo así metido en los ordenadores para fiscalizar bien lo que hacemos todos. Y si no, al tiempo. Soy pesimista en este aspecto.
Y si es cierto que hacer demasiado el troll no está bien, creo que con la madurez de Internet se va auto-depurando la cosa y vamos aprendiendo.
Como luchemos contra el anonimato de verdad y los gobiernos empiecen a meter candados contundentes, veremos como el nazismo no fue nada comparado con lo que se nos pondría venir encima. Lógico que este sería un extremo al que no llegaríamos. Pero creo que lo mejor sería no dar un solo paso en esa dirección.
its little wonder. even the sg govt does that.
http://sg.news.yahoo.com/070203/3/46f8k.html
Yo creo que algunos, algunas veces, deberían intentar controlarse un poco y forzar el funcionamiento de su córtex orbitofrontal antes de darle al botón de enviar la nueva entrada del blog.
Mi más sincera enhorabuena a Goleman por descubrir lo que lleva pasando cincuenta años en un campo de fútbol (personas normales llamando jpta al árbitro que serían incapaces de decirle nada a la cara) o conduciendo.
Eso sí, al ponerle un nombre en inglés ya da para hacer una tesis.
El otro día leí que de manera similar a los cuarenta primeros años de la revolución industrial, con la revolución informática todavía no se ha hecho nada nuevo, solo lo mismo pero con medios diferentes. Hoy se confirma una vez más la teoría.
Así que no nos asustemos por que cuatro descerebrados entren diciendo kkculopedopis que tampoco es para tanto, ya se cansará, y si lo borras no creo que nadie lo eche de menos y te acuse de manipular la libertad de expresión. Y completamente de acuerdo con el comentario 6 en cuanto a que es más peligrosa la endogamia del pensamiento único que un troll.
Voy a parar no vaya a ser que me desinhiba…
Muy de acuerdo con gastronio, aunque puntualizaría una cosa:
Yo soy admin de un foro, y la verdad es que por la experiencia pasada, creo que a los trolls lo mejor es cortarles el rollo cuanto antes. Sí, ya sabemos que «al final se cansarán», pero para entonces ya te han llenado el foro de mensajes estúpidos que hacen inviable encontrar la información realmente interesante, aparte de haber irritado durante semanas a los foreros. Es como si dejas el suelo del patio lleno de polvo. Puedes pensar «ya lloverá y se lo llevará el agua». Sí, pero mientras llueve, tienes el patio echo un asco.
No es tan difícil saber encontrar el equilibrio entre el trollismo y la exageración de lo políticamente correcto. Basta con que el administrador del sitio tenga un poco de criterio. Puede haber dudas a veces, pero a los auténticos trolls se les ve el plumero.
A mi aparte de no parecerme nada interesante, me parece un esfuerzo inútil intentar dar una explicación a éste fenómeno del comportamiento desde un nivel fisiológico y/o bioquímico. Como ya se ha dicho aquí con buenos ejemplos, es un mal bien conocido desde que el hombre es hombre. Lo que no significa que sea una psicopatología ni mucho menos. Hay explicaciones más sencillas que nos pueden dar la psicología o la etología.
Deberían algunos ahorrar esos esfuerzos de investigación clínica en ayudar a esclarecer enfermedades reales, en vez de dar una explicación de lo más friki sobre un fenómeno muy fácil de entender y, por lo demás, bastante habitual no sólo en el hombre como especie.
Y también coincido con los que dicen que está mal confundir este comportamiento con no estar dispuesto a entrar en una «lamida de pollas» entre nosotros, educados comentaristas.
Confundir una disconformidad expuesta de forma ardorosa con una trollada, nos deja a un paso de la censura y del pensamiento único impuesto.
Como quienes abusan de decir «…porque este es mi blog, y hago lo que quiero…» y al mismo tiempo piden participación, con frecuentes críticas y posts sobre los trolls.
En mi opinión la postura del autor de este blog hacia el no anonimato está del todo sesgada por el hecho de que él usa de su nombre para, gracias a la plataforma del blog, expresar sus ideas y generar una reputación, que, acaban transformándose en charlas – remuneradas, conferencias – remuneradas, cursos -remunerados y publicaciones – remuneradas y contactos que acaban en remuneraciones, ya sean económicamente o en achuchones de ego.
Es una actitud loable y digna de ser imitada por quien quiera. Pero para los que no nos interesa nada de todo eso, dar una opinión a veces desagradable, a veces discordante, con la tranquilidad del anonimato, es una gran oportunidad. Y no pondría esas opiniones en menor valía que las de los que actúan a cara descubierta hablando sólo de lo bueno. De hecho, a mi lo que realmente me gusta de este blog es que tiene mal llamados trolles de mucha categoría.
Cuando leo estas cosas pienso con nostalgia en las primeras veces que participé en los foros usenet hará unos diez años. Había páginas y páginas web sobre educación y buenas maneras. Hasta El País Semanal publicó un par de artículos sobre «netiqueta», que era un término de nuevo cuño que defendíamos todos los usuarios normales de la red.
Si cuando te vas a la cama con un Sr. intentas estar depilada, duchada, perfumada y sonriente… ¿Por qué no ser educados con los foreros? Ya se que es menos íntimo, pero siguen siendo personas. Y además, con la desinhibición que da esto, me conocen mejor muchos internautas que mi propia madre.
No voy a decir que no «trollee» nunca , que me ha pasado alguna vez. Pero era por ese placer morboso y breve de meter un palito en el hormiguero y ver cómo se vuelven locas las hormigas. Luego siempre he sentido una ligera punzada de culpa. Y la verdad es que ya llevo el tiempo suficiente en esto para que se me haya pasado el morbillo y ahora, si bien intervengo poco, por lo menos me lo pienso antes. Así, si ofendo a alguien, es con pleno conocimiento de causa, o porque el otro no admite la pluralidad de opiniones, que también los hay.
Esto de la red es cuestión de iniciar a los nuevos y explicarles que incluso siendo anónimo hay unos mínimos de educación, el problema es que muchos ya no son niños y no se dejan. Pero eso es otra historia.
Yo siempre he dicho que no entiendo porque la gente usa pseudonimos y nombres raros para el mail o para opinar por ejemplo aquí. Yo siempre de entrada me fio mucho mas de los que ponen su nombre real y mas si ademas ponen sus apellidos.
Un abrazo para todos
Al #14, con ese comentario demuestra que le importa más quién diga algo que lo que se diga, una muestra de pensamiento casi medieval, de opiniones de primera y segunda categoría.
Un buen comentario es un buen comentario, independientemente de cómo se llame quién lo haga.
la Verdad es la Verdad la diga Agamenón o la diga su porquero.
Aparte de todo, evidentemente Gorki no es mi nombre, pero Fernán Caballero, aunque no era un nombre raro, era un pseudonimo de una señora gorda de nombre alemán, para que te fíes de los nombres y apellidos.
¿Como se que realmente tu te llamas José Luis Portela, o que utilizas el nombre de tu vecino del quinto?
Quiero tomar el lado positivo de las cosas, esta psicopatía podría ser buena para la educación.
Primero que todo el aprendizaje es un tema emocional articulado por la comunicación, en la interacción con los pares hay un involucramiento emocional que nos permite aprender, (aprender no es un proceso racional).
Si en una clase tradicional todos opinaran sería mas rico el aprendizaje, pero siempre hay uno pequeño grupo que opina mucho (quizás demasiado) y hay un grupo que no opina nada. Pensando en este último, se podría buscar un mix entre eduación a distancia y educación presencial.
Si los alumnos de un curso a distancia son más desinhibidos, es probable que sean mas participativos en una clase, que opinen más y se atrevan más a decir «leseras», que muchas veces nos llevan por caminos no obvios pero muy interesantes. La educación es emocional, pero también es comunicacional, muchas veces uno aprende más de las conversaciones con los compañeros que de lo que escucha del profesor o lee en un libro. Quizás la educación le pueda sacar provecho a esta Psicopatía y hacer que los alumnos aprendan mejor usando alguna metodología de eleraning. Enrique tu que opinas?
Estoy a favor del anonimato, por su puesto, siendo este necesario, no pocas veces.
Estoy a favor de cualquier sistema de normas de educación porque, por hipócritas que parezcan, dan por supuesto que las personas valen en si mismas aunque ellas mismas no sepan darse ese reconocimiento. Es una farsa sólo cuando a quien respetas no se lo merece.
Lo que no entiendo es la mezcla entre los enfermos mentales y los géneros literarios. Que se escriba no es lo mismo que se filme, que se lea no es lo mismo que cantar.
Si nos vamos al extremo y queremos toda la capacidad humana para comunicar ideas y sentimientos, nos tenemos todos que poner a cantar opera o empezar a producir películas.
Los gestos, la expresión de un pensamiento y de una idea puede tener como medio cualquier manifestación literaria. Pero entrar y salir en un blog tiene su campo de juego. La inmediatez, la polémica, el estudio del caso, la posibilidad de compartir puntos de vista de forma rápida y concisa (esto último lo cumplo poco).
Hay ensayos que son bodrios, tesis que no han aumentado el conocimiento humano, manuales, cuentos, novelas, etc, que son hechos y dirigidos a trolles. ¿y? Lo definitivo del blog es que tiene todo eso y además es algo nuevo, una derivada de la creatividad humana. Que aparezcan anónimos petardos, gente con nombre propio insufrible, no es nada relevante. Lo relevante es la posibilidad de tener una nueva forma de expresión, un trozo de espejo donde mirarnos de una nueva forma y reconocernos. No me apetece hacer un partido de blogeros. Ya hay bastante etiqueta en el mundo real. Abogados con el mismo aspecto, marketinianos con corbatas de nudo como palas de excavar, consultores de negro con corbatas de los Simpsons, ejecutivas como la reina madre, madres con faldas de sus hijas, … Mi aspecto, anónimo, me permite liberarme de los prejuicios de mucha gente y que tenga que leer supuestos ataques a mi persona, lastima. Pero eso no es definitivo y menos en Internet. Otra cosa en vivir en Corea del Norte o en Venezuela. Bendita sea la red.
Estoy con #10, los trolls en los foros acaban saliendo a la luz, pero mientras tanto, te montan unos «fregaos» que se te acaban las ganas de perder el tiempo manteniendo un foro. Al final, son dos o tres trolls que pocas veces se cansan, porque a los trolls les encanta hacer lo que hacen. Y como a los moderadores de los foros no les suele gustar ir borrando entradas y bloqueando usuarios siempre acaban un poco desquiciados.
Respecto a #13 tiene mucha razón en que hay que tratar de educar o de reeducar sobre los comportamientos en la red, la conocida «netiqueta», al menos, que sepan cómo se deben comportar, después siempre podran hacer lo que les plazca, como en la vida real. Sobre todo a los que son nuevos en este mundillo.
Que los comentarios sean anónimos o no, a mí no me importa, siempre que sean respetuosos.
Imagino que yo parezco un troll aquí muchas veces.
Sencillamente, porque sólo opino cuando tengo una opinión que disiente, o creo que añade algo o lo que sea.
Si leo algo en lo que estoy de acuerdo, no tengo ni idea o tal, raramente escribo para decir: «Enrique, eres Dios». Aunque a veces lo hago. Pero vamos, no es la tónica habitual.
Sin embargo, aquí algunos parece que sólo vienen a eso.
Prefiero que haya trolles, que se cree el debate y que del choque de ideas, sin perder el respeto, aprendamos todos, ya que ninguno poseemos la verdad.
Yo no creo que a Enrique le moleste tanto cuando algunos entramos aquí para disentir. Es un tío bastante seguro de sí mismo como para preocuparse por eso.
Es más, le he visto incorporar ideas de sus «trolles» a algún que otro artículo. No sólo me parece genial que lo haga, sino que demuestra una actitud muy positiva.
Aquí hay mucho jugo en los comentarios y eso es gracias a la libertad del anonimato en gran medida. Internet, se diferencia, entre otras cosas, por eso.
al 15..
No he querido decir que solo valoro lo que dice alguien con nombre y apellido. Lo que quiero decir es que no entiendo porque la gente no utiliza su nombre para identificarse normalmente y mas si se utiliza el mail. Yo aqui por ejemplo en este blog leo para aprender de todos y no filtro por el nombre.
saludos
aqui en el UNIR 5 de julio enseñan una pesima pedagogia.. y los servicios son fatales
no tengo mente.. la mente mia esta en otro lado.(este pensamiento es de ANA PEÑA)por la situacion actual del pais.. y los novios que tengo.. yera y yuceli se estan matando en la investigacion de Psicopatologia.. lo cual quiere decir
PSICO: ALMA O RAZON
PATO: ENFERMEDAD
LOGIA O LOGOS: CATEDRA O CIENCIA
Osea hello…
Lo bonito de todo esto es que cada uno se puede poner el nombre que quiera.. tienes el derecho de preservar tu intimidad o darte a conocer en esto de internet tu decides… k le vamos a hacer?
hay varios factores que obligan a comentar de determinadas maneras .